De Lisa Kleypas
Pág. 384;
Ediciones B; ISBN 978-84-96581-51-7
Como «el agua y el aceite» y «los opuestos se atraen» son
dos dichos populares que caben perfectos para esta historia.
Ella rubia, él moreno; ella delicada, él rustico; ella de
buena cuna, él hijo del proletariado; ella sin dinero, él millonario; ella en
busca de un marido de la nobleza que la ayude a salir de la banca rota, él
interponiéndose en su camino y de una manera arrolladora.
En apariencia nada da a entender que entre ellos pueda
existir algo, salvo el deseo de Simon Hunt de poder tener entre sus sábanas a
la bella y delicada Annabelle Peyton; y el deseo de ella de que Simon desista de
una buena vez de su deseo de perseguirla por todos los bailes de la sociedad
londinense.
Annabelle buscaba un marido adinerado pero lo buscaba dentro
de la clase alta sofisticada, alguien que fuera poseedor de algún título
nobiliario o, en última instancia, un miembro de la aristocracia rural. Un
hombre que fuera aceptado dentro de ese mundo frívolo de bailes y picnic a la
vera del rio y de sonrisas coquetas escondidas detrás del abanico. Simon Hunt
no encajaba en ese mundo, él era empresario y su padre era un carnicero. La
sociedad no veía con buenos ojos a los hombres que ganaban su dinero
trabajando. Por más que este tuviera más
dinero que ellos y que tuvieran que recurrir a él para obtener favores. La
hipocresía que siempre se esconde detrás de la clase alta.
Con veinticinco años, una edad en la que para esa sociedad victoriana ya había pasado la hora de casarse, a Annabelle comenzaba a notarse la desesperación por encontrar marido. Las deudas comenzaban a acumularse cada vez más. No podría ocultar por mucho tiempo que no poseía una dote que ofrecer a su futuro marido y los rumores ya estaban rondando “por los pasillos”. Esa era una razón por la que muchos caballeros, a pesar de estar encantados con su belleza no pasaban de un coqueteo inocente.
En uno de eso bailes a los que asistía solo para permanecer
sentada contra la pared, entabló amistad con tres jóvenes: Evie Jenner, hija de
un exboxeador y dueño de una casa de juegos de mala reputación, y Lilian y
Daisy Bowman, dos hermanas norteamericanas que viajaron a Inglaterra por capricho
de la madre que buscaba a toda costa casar a sus hijas con aristócratas
británicos.
Las cuatro chicas que corrían la misma suerte, aunque por
diferentes motivos cada una de ellas, decidieron aunar fuerzas y comenzar a
ayudarse mutuamente en concretar la meta de conseguir el tan ansiado esposo.
Como Annabelle era la de mayor edad tenía prioridad en el grupo autoproclamado
Las Floreros.
El plan comenzaría en la estancia de Stony Cross Park, la
residencia del conde Westcliff. Íntimo amigo y socio de Simon.
La estrategia estaba en marcha, la presa estaba elegida y, aunque
con ciertos altibajos, estaba dando resultados, pero había algo con lo que ninguna
de las Floreros contaba y era que la presencia del detestable Hunt quebraría todas
las barreras de la joven Peyton.
Puede que Simon no hubiese nacido en cuna de oro, que no
conociera todas las reglas protocolares, que fuese mirado por la nobleza como
un usurpador y que solo fuera aceptado a las reuniones sociales por ser amigo
de Westcliff, quien tenía el título de conde más antiguo de toda Inglaterra; pero
no se puede poner en duda que era todo un caballero. De una personalidad fuerte
y enérgica que se desvanecía frente a una mujer. Él siempre estuvo ahí para
brindarse a ella y toleró todas las respuestas insultantes y los desaires que
ella le hizo.
Hubo desde un primer momento entre ellos una atracción
irresistible que ella se negaba a admitir y que él se negaba a descartar.
A veces uno cree pertenecer a un lugar o anhela ser parte de
algo, pero tal vez, una este equivocada y eso que uno cree querer, en donde
siente que una pertenece, en realidad no es así. Una pertenece al lugar en
donde puede ser una misma sin reparo ni restricciones y eso fue una lección que
Annabelle aprendió siendo presa del pánico en el momento en que divisó su
futuro y Simon no estaba en él.
Aunque hay un pre y un post de saga Las Floreros, para mí en
particular este y la tercera entrega (El diablo en primavera) son los mejores
libros. Sus personajes son ricos y divertidos en todos los aspectos. Como
siempre Lisa Kleypas no nos decepciona. Vas a entrar a la frescura de esas
noches de verano y vas a salir anhelando tener a u Simon Hunt en tu vida.
«Un
escalofrío recorrió su oreja cuando Hunt se inclinó y, con voz cargada de
regocijo, murmuró:
―Jaque mate».